IMAGE OF GOD
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Qué gran privilegio es poder afirmar que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Como nos recuerda Génesis 1:27: "Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer."
Sin embargo, al saber que el pecado nos apartó del diseño original que Dios tenía para nosotros, surge la pregunta: ¿seguimos siendo reflejo de esa imagen divina? Para responder, no podemos ignorar la intervención de Jesús... ¡Qué hermoso es lo que hizo por ti y por mí!
El pecado puede haberse infiltrado en nuestra vida de tal manera que parece parte de nuestra naturaleza. Pecamos casi por inercia. Pero la vida de Jesús nos enseña que, aunque carguemos con esta pesada realidad, es posible modelar una vida que se asemeje a ese diseño inicial. No seremos perfectos ni libres de pecado, pero sí podemos decidir vivir apartados de él.
¿Cómo logramos esto? Pienso en un espejo. Tú eres como un espejo. La razón por la cual se creó un espejo es para reflejar lo que tiene frente a sí. Hay algo particular en este objeto: aunque esté roto, nunca deja de reflejar. Aplicado a lo humano, debemos ser el reflejo de Cristo en todo lo que hacemos. Nuestra vida debe reflejar su luz admirable. No importa cuán imperfectos o rotos estemos, ni por qué caminos hayamos pasado, ¡siempre debemos reflejar a Jesús!
Esto solo es posible a través de la consagración y la lectura de Su Palabra, que actúa como nuestro guía. Ella nos muestra lo que es correcto e incorrecto en nosotros. Puede parecer que me he desviado del tema, pero en realidad no es así. Dios quiere que entiendas que el diseño que Él estructuró para el ser humano no ha sido descartado. Aunque el camino se haya desviado, el sacrificio de Jesús nos permite volver nuestra mirada hacia ese diseño original, el que siempre debió ser, el que nos guía hacia la vida eterna.
Con cariño,
Gabriela <3
Sin embargo, al saber que el pecado nos apartó del diseño original que Dios tenía para nosotros, surge la pregunta: ¿seguimos siendo reflejo de esa imagen divina? Para responder, no podemos ignorar la intervención de Jesús... ¡Qué hermoso es lo que hizo por ti y por mí!
El pecado puede haberse infiltrado en nuestra vida de tal manera que parece parte de nuestra naturaleza. Pecamos casi por inercia. Pero la vida de Jesús nos enseña que, aunque carguemos con esta pesada realidad, es posible modelar una vida que se asemeje a ese diseño inicial. No seremos perfectos ni libres de pecado, pero sí podemos decidir vivir apartados de él.
¿Cómo logramos esto? Pienso en un espejo. Tú eres como un espejo. La razón por la cual se creó un espejo es para reflejar lo que tiene frente a sí. Hay algo particular en este objeto: aunque esté roto, nunca deja de reflejar. Aplicado a lo humano, debemos ser el reflejo de Cristo en todo lo que hacemos. Nuestra vida debe reflejar su luz admirable. No importa cuán imperfectos o rotos estemos, ni por qué caminos hayamos pasado, ¡siempre debemos reflejar a Jesús!
Esto solo es posible a través de la consagración y la lectura de Su Palabra, que actúa como nuestro guía. Ella nos muestra lo que es correcto e incorrecto en nosotros. Puede parecer que me he desviado del tema, pero en realidad no es así. Dios quiere que entiendas que el diseño que Él estructuró para el ser humano no ha sido descartado. Aunque el camino se haya desviado, el sacrificio de Jesús nos permite volver nuestra mirada hacia ese diseño original, el que siempre debió ser, el que nos guía hacia la vida eterna.
Con cariño,
Gabriela <3